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"En cada soplo de aire, en cada rayo de luz, ante cualquier perspectiva bella, rozamos la orla, vemos agitarse la túnica de quienes contemplan a Dios cara a cara" Cardenal John Henry Newman
miércoles, 23 de mayo de 2012
martes, 15 de mayo de 2012
domingo, 13 de mayo de 2012
El secreto crecimiento de la semilla. Henry Vaughan
Then bless thy secret growth, nor catch
At noise, but thrive unseen and dumb;Keep clean, be as fruit, earn life, and watch
Till the white-wing’d reapers come!
Bendigo tu secreto crecimiento. Vuelve la espalda
al alboroto; florece sin ruido, sin que nadie te vea;
mantén la pureza, da fruto, merece la vida, observa
hasta que lleguen los segadores de alas blancas
HENRY VAUGHAN (1622-1695) Los poetas metafísicos ingleses del siglo XVII (Antología)
sábado, 12 de mayo de 2012
miércoles, 9 de mayo de 2012
domingo, 6 de mayo de 2012
sábado, 5 de mayo de 2012
La belleza recóndita de los bosques de Laponia
"Anyone working with the visual arts up here in the north has the low
sun as a faithful partner. The most pleasing light comes when the sun is
near the horizon.
Its rays must pass through a very great deal of air, so the light is
softened and diffused, and it takes on a red hew at a dramatically low
angle."
"Thanks to the fact that the path of the sun is so flat north of the
Arctic Circle, the low light lasts a long time, both in the terms of day
and the year" TOMAS UTSI, fotógrafo sueco residente en Laponia, creador de la página web NATURFOTO, dedicada a retratar paisajes de Laponia.
viernes, 4 de mayo de 2012
La mirada del artista sobre la belleza y la verdad. Antonio López
"Antonio López reconoce
que todas sus inquietudes en el trabajo se fueron serenando con los
vínculos que fue estableciendo con el mundo real. Admirando y
aprendiendo de aquellas obras en las que la verdad y la belleza se unían en una forma de originalidad que se da en contadas ocasiones.
Este es precisamente el aspecto que quisiera destacar de su trabajo de artista: la necesidad de descubrir la belleza en el mundo que le rodea y a través de su arte transmitirla a los demás.
Una belleza que es algo más que una cualidad estética. La belleza que
Antonio López persigue en sus obras es reflejo de algo más profundo de
algo más grande. La belleza que Antonio López pretende es la que trasciende de una verdad que busca.
La belleza y junto a
ella la verdad, siempre unidas y una misma cosa. Aunque el arte produzca
cosas feas, no importa, si es arte siempre será un reflejo de la verdad
que justifica.
La verdad siempre eleva la apariencia de las cosas y por eso se hermana con la belleza.
Esa verdad que es por tanto tan benéfica para los demás y que hace del
oficio del artista algo parecido al de un sanador que a pesar de las
miserias de la condición humana nos toca el corazón, nos eleva el alma y
nos aviva la necesidad de ir más allá de lo que se ve. No es casual que el
primer volumen de la obra completa de Antonio López dedicado a sus
dibujos se inicie con un fragmento seleccionado por él mismo de una
poesía de Emily Dickinson que dice:
Morí por la Belleza, y había apenas
bajado a la tumba
cuando otro, caído por lo Verdadero fue puesto
en el sepulcro contiguo
“¿Por qué moriste?” me preguntó en voz baja.
“Morí”, le dije “por lo Bello”.
“Yo, por la Verdad, es pues lo mismo”,
dijo, “soy tu hermano”.
Desde un momento muy lejano Antonio López adivinó que en su trabajo la corrección no bastaba y desde entonces persigue ese misterio que se produce en algunas obras de arte, que es independiente de la habilidad del artista para copiar el mundo real y que nos conduce a meditar sobre lo trascendente.
Antonio López sitúa el nacimiento del arte en la espiritualidad de la persona, en la parte buena y noble de cada hombre, porque el arte no es el arte, sino los artistas que lo hacen
y su sed de conocimiento; aunque añade que si la inteligencia no va
unida a la bondad, solo crea monstruos. Así reconoce ir trazando a lo
largo de sus años de trabajo, un desplazamiento progresivo hacia la
serenidad y hacia la luz.
Puede sorprender que
sea una Escuela de Arquitectura la que proponga a un artista como
Antonio López para el Doctorado Honoris Causa, sin embargo este hecho
tiene un gran sentido si consideramos que a pesar de no ser arquitecto,
él nos ha enseñado a ver la ciudad de una especial manera. Nos ha llevado a fijarnos en sus bordes deteriorados, sus desordenados encuentros y sus límites imprecisos.
Al presentar unos espacios sin figuras nos ha enseñado a reconocer la presencia del hombre y sus lugares cotidianos.
Más allá de unas deslumbrantes avenidas o de una grandiosa silueta, la
ciudad es el lugar que nos acoge en nuestra condición de seres sociales
aunque en ocasiones solo encontramos en ella razones para el
aislamiento. Entre todas, Madrid, esa ciudad, su ciudad, que también él
define como su purgatorio. Cuando pinta Madrid reconoce esa torpeza del
hombre contemporáneo cuya fuerza no es proporcionada a su sabiduría, un
hecho sin precedentes y que le puede llevar a su destrucción. La ciudad
contemporánea es la señal de alerta.
Sus obras también nos hacen reflexionar sobre el espacio arquitectónico y sobre el hombre mismo.
Hoy la arquitectura proyecta con demasiada frecuencia edificios que se
llenan de gentes, pero que no están pensados para acoger personas. Los
grandes monumentos que Antonio admira, como el palacio de Knossos en
Creta, la Villa de los Misterios de Pompeya, la casa con el huerto claro
donde madura el limonero que puede ser la de Antonio Machado y también
la de Antonio López, son tan bellos no porque fueran proyectados para
maravillar, sino porque fueron creados para que el hombre desarrollara
en ellos su grandeza.
La obra de Antonio López nos enseña a los arquitectos a mirar al hombre como protagonista de sus espacios
y a tratar de trascenderlos con una belleza que no necesite de
estridencias, sino simplemente de la forma que encierre la verdad de su
vida, o al menos, el intento de alcanzarla.
La universidad se
forma de su claustro académico. Lo que hace grande a una universidad es
la calidad de los profesores y los maestros que la componen. Al aceptar
formar parte de nuestro claustro, Antonio López contribuye a hacer más grande nuestra Universidad,
por eso con esta distinción mostramos nuestro agradecimiento y
aceptamos el desafío de estar siempre a la altura de su magisterio.
Con la propuesta para el Doctorado Honoris Causa, la Universidad de Navarra quiere reconocer en suma, la personalidad profundamente universitaria de Antonio López, un hombre que según él mismo confiesa dedica su trabajo al conocimiento de la verdad de las cosas; y quiere también agradecer la generosidad del maestro que no solo necesita compartirla y divulgarla, sino que hace de su vida la entrega cotidiana de enseñar a los demás el camino para alcanzarla.
Sean por tanto las suyas mis últimas palabras: yo amo lo que hago porque es para los demás" Laudatio de Inmaculada Jiménez sobre el pintor Antonio López en la concesión del primer doctorado honoris causa de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra.
Antonio López: conferencia sobre la belleza y la verdad
Antonio López: conferencia sobre la belleza y la verdad
Antonio López: galería de obras
jueves, 3 de mayo de 2012
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